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Reflexiones del Camino



Quizás estamos acostumbrados a escuchar que la vida no es más que una cuestión de perspectiva, que todo depende de cómo tú veas el vaso de lleno o de vacío, de que la realidad no existe más allá de como tú la ves, pero... ¿Cómo pueden llegar a influenciar nuestras emociones en nuestra realidad? ¿Cómo esta realidad no tan solo nos afecta a nosotros sino a los que nos rodean? Y, quizás lo más interesante ¿cómo no permitir que pensamientos negativos creen nuestra realidad?

No tengo respuestas empíricas a estas preguntas, pero lo que sí puedo compartir es mi experiencia, con la única intención que pueda inspirarte a que te conviertas en el director de tu vida.


Tras tres días de intensa actividad física, emocional y mental, resultado de la mudanza del hogar físico que he creado durante años, me esperaba un gran viaje. Esta vez era un "dos en uno" (inmersión de 3 días en Montserrat con un grupo y dos semanas compartiendo el Camino de Santiago con un nuevo grupo), lo que iba a ser el inicio en España del apasionante proyecto que creamos con Janosh para viajar con grupos de personas a lugares de poder del planeta: Sacred Grounds (Tierras Sagradas). Lo hemos bautizado de este modo porque así se siente, un viaje interior a través de un viaje exterior por lugares de una frecuencia energética superior a la de los sitios a los que estamos acostumbrados a transitar. Además, para los que nos conocéis, sabéis que el acompañamiento del equipo Janosh genera un espacio y soporte para que puedas abrirte a la escucha de tu auténtico "yo", con el propósito que peregrines los caminos que tu alma verdaderamente quiere explorar. Y aquí de nuevo la pregunta: ¿qué es lo que realmente deseo? ¿Cómo diferenciar entre lo que creo que quiero y lo que realmente deseo y por lo que he venido aquí a la tierra? Ahora me viene a la mente una frase que leí una vez: "la vida no siempre te da lo que quieres, pero sí lo que necesitas".


Por la experiencia que tengo en los "viajes de poder" que hemos realizado anteriormente, sobretodo a Siberia y a los Círculos de las Cosechas en Inglaterra, puedo decir que la magia existe, tan solo nos hemos de abrir a ella y por abrirse no me refiero a una cuestión de fe, sino de cambio de foco. Caminante no hay camino, se hace camino al contemplar. En el silencio está la escucha y en el compartir está tu verdad. Tan solo hace falta presencia y voluntad para actuar con claridad. En la ajetreada vida que llevamos casi no hay espacio para la escucha ni para la contemplación. Vamos de la cama al trabajo, del trabajo al gimnasio, la familia... Me atrevería a decir que ni nos cedemos espacio a nosotros mismos, y repito "ni nos cedemos" porque afirmo que aunque el tiempo sea limitado, la gestión del tiempo está tan solo en nuestras manos (o mente) y al fin y al cabo el tiempo acaba siendo también una cuestión de perspectiva, una ilusión. ¿Cuántas veces el mismo trayecto te ha parecido una eternidad y otras un pestañeo? La diferencia está en la Presencia, en el ser y estar presente en aquello que estás haciendo. No creo que sea casual que en inglés la palabra "present" (presente) signifique también regalo.

Este hecho lo he observado claramente en el Camino A Santiago, un Camino de Vida. Y sí, digo camino A santiago porque en realidad no es más que un camino contigo mismo en una dirección, donde el destino es menos importante que el trayecto en sí mismo. Podría compartir varias reflexiones a las que uno llega cuando camina con consciencia, en presencia, pero lo que me gustaría destacar ahora por el tema que estoy abordando, es que si mi foco estaba en cada paso que daba, en cada emoción y sensación, mi cuerpo físico casi ni lo sentía. Andaba tan ligera y acompasada con mi corazón que 12km daban la sensación de haberse realizado en 15minutos. Sin embargo, cuando veía una indicación que anunciaba el fin de la etapa, automáticamente la mente se activaba y de repente empezaba a notar la pesadez del cuerpo, la aceleración de la respiración...


Caminar en presencia te permite tomar consciencia de tu perspectiva, de tu sentir, sin más distracciones que las que tú te creas; y eso te abre a la magia creadora de tu vida. Y por caminar no me refiero tan solo al acto físico, ya que este movimiento no es más que un reflejo metafórico de nuestra mirada y actitud ante todo lo que ocurre en la vida, tanto en el entorno como en nuestro interior. 15 días caminando en silencio dan para muchas vivencias y percepciones, por lo que puedo afirmar que la contemplación interior se puede dar en cualquier situación, independientemente del entorno que nos rodee y de lo que esté ocurriendo a nuestro alrededor. Y si a veces nos resulta complicado encontrar claridad entre tanto movimiento exterior, siempre podemos decidir apartarnos para facilitar esa escucha interior y, desde ahí, sentir y pensar sin influencias, sin distracciones.


Volviendo a las preguntas con las que he abierto este artículo, quiero compartiros una anécdota que ilustra el tema de la perspectiva. Al llegar a Montserrat pasadas las doce de la madrugada del día en el que había estado haciendo la mudanza, tan solo tenía fuerzas para tumbarme en la cama del hotel. Siempre suelo alojarme en la misma habitación, pero esta vez me dieron una distinta. Al entrar me pareció muy pequeña, sin ventana y situada en la parte interior del hotel. Bajé a recepción y pedí si había alguna otra habitación disponible de las que daban a la plaza, ya que me esperaban 6 noches alojada ahí. Al ser tan tarde solo estaba el chico de seguridad, así que regresé a la habitación y caí rendida de inmediato. Cuando desperté me pareció que la habitación era muchísimo más grande que la noche anterior, pero lo más gracioso es que no tan solo tenía ventana, sino que ésta daba a la plaza principal de la basílica. Literalmente tuve que frotarme los ojos varias veces porque al salir al pasillo me dio la sensación de que estaba situada en la dirección contraria que al llegar unas horas antes. Volví hacer el mismo recorrido saliendo del ascensor, ya que estaba convencida que había girado hacia la derecha y esta vez la habitación quedaba a la izquierda. Mi asombro iba más allá de lo anecdótico, por lo que me dije: Ok, parece que este viaje te va hacer tomar mucha más consciencia de que todo es una cuestión de perspectiva.


Del mismo modo que mi estado de ánimo afectó a mi perspectiva, también éste afecta constantemente a mi relación con los demás y a la de los demás conmigo.


Por este motivo considero que lo único que podemos hacer es conectar con lo que sentimos y con lo que queremos hacer en este momento, sin expectativas, sin grandes objetivos. Es tan sencillo como preguntarte qué te haría sentir bien ahora. Y si se te cruza algún pensamiento negativo, tan solo obsérvalo y no te fuerces a estar bien, simplemente sé consciente de que todo es una cuestión de perspectiva y que el permitirte cualquiera de tus estados y emociones hará que de forma natural cambies tu foco; ya que estarás dando espacio a lo que en ese momento es importante para ti, en lugar de obviarlo. “Caminante, son tus huellas, el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar… Caminante, no hay camino, sino estelas en el mar.” Reflexiones del Camino. Miriam.

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